¿Por qué siempre imaginamos Chile “de norte a sur”? Tal vez porque eso nos enseñaron. Porque los mapas están dibujados así. Porque siempre se parte desde “arriba” como si el viaje fuera una bajada…

Pero… ¿y si le damos la vuelta?


¿Viaje inverso? Este recorrido comienza justo al revés: no desde el desierto ni desde los cactus, sino desde el extremo sur, donde los mapas encogen el mundo y el viento es dueño del tiempo. Donde el continente parece acabarse, pero en realidad empieza todo.

Aquí nace el Viaje Inverso: una travesía que va desde el sur más profundo hacia el norte más alto. Un regreso en dirección contraria a la costumbre. Y quizás, también, una forma de volver a uno mismo. Y dejar registro del Chile que conocí.

De Santiago a Punta Arenas… y al otro lado del estrecho

El punto de partida concreto fue un vuelo. Desde Santiago hasta Punta Arenas. Desde mi rutina casi hasta el borde del mapa.

Punta Arenas es ese tipo de ciudad que no te grita, pero te marca, tiene un capítulo especial en el sitio, así es que ahora me alejo de ella sin detalles. Ventosa, serena, como si estuviera siempre mirando hacia algo más grande. Desde allí partió el cruce hacia la Isla Grande de Tierra del Fuego, a bordo de un ferry recién inaugurado el 12 de enero de 2015 (el día anterior a mi viaje) por la presidenta Michelle Bachelet. Navegamos desde Tres Puentes hasta Bahía Chilota, en Porvenir.

Fueron un par de horas sobre el Estrecho de Magallanes. El mar estaba tranquilo, el cielo gris, y el movimiento del barco tenía ese vaivén lento que primero adormece… y luego marea. Sí, me mareé un poco. Pero bastó salir a caminar por la cubierta, sentir el aire en la cara y mirar el horizonte, para que todo se acomodara.

Viaje inverso

Porvenir: selk’nam, silencio y señales inesperadas

Apenas pisé tierra, Porvenir se mostró como una postal detenida. Tranquila, sin apuro. De esas ciudades donde el viento parece hablar más fuerte que la gente. Caminé por su costanera, la plaza Selk’nam, la iglesia, y me detuve en el Museo Municipal Fernando Cordero Rusque.

Ese museo fue un punto de inflexión. Entre objetos, fotos antiguas y restos arqueológicos, aparecieron los selk’nam, los primeros habitantes de esta isla que resistieron, cazaron, contaron historias… y fueron brutalmente arrasados.

📚 Dato para el asombro: La Isla Grande de Tierra del Fuego tiene casi 48.000 km², de los cuales Chile controla el 56% y Argentina el 44%. Es la 29ª isla más grande del mundo. Y casi siempre la vemos en el margen de los mapas, como si no importara.

Pero Tierra del Fuego es también lugar de secretos raros y memorias intensas:

Un [presunto] avistamiento OVNI masivo en 1978. El Teatro Cinema, de 1924, el primero de la isla y el tercero más antiguo de Chile. Encontrarte con la casa y la controvertida presencia del nazi Walter Rauff, acusado por crímenes en Auschwitz, que vivió aquí en los años 70.

Sí, Tierra del Fuego sorprende incluso cuando no lo estás buscando.

Viaje inverso

Una reserva, unos estromatolitos y muchas preguntas

Porvenir se convierte fácilmente en base para explorar la isla. Pero aunque desde aquí todo queda lejos, el primer desvío fue corto: a solo 5 km está el Monumento Natural Laguna de los Cisnes. Un lugar silencioso, algo desolado… pero profundamente vivo.

Allí están los estromatolitos, que suenan a ciencia ficción, pero no lo son. Son organismos milenarios, algunas de las formas de vida más antiguas del planeta, que han sobrevivido al viento, al frío, al tiempo. Caminar junto a ellos es recordar que la historia no siempre está en los libros.

Y mientras más avanzábamos, más claro se volvía el rumbo:
👉 El próximo gran hito era llegar al lugar de nidificación de pingüinos Rey más al norte del mundo.
Pero eso, claro… ya será parte de otra entrada.

Música para cruzar estrechos (y quedarse un poco más)

Mientras cruzábamos el Estrecho de Magallanes, sonaba en mis audífonos una canción que parecía escrita para ese momento:

🎧 “El navegante” – Eduardo Gatti

No es solo una melodía bonita. Es un abrazo suave para el alma mareada. Fue la música la que me sostuvo en pie. Y la que me recordó que, a veces, uno no viaja para llegar… sino para sentir.

“Recordar con música es un privilegio. Y hacerlo en el fin del mundo… aún más.”

Una imagen para no olvidar (y un mapa para empezar)

📸 Hay una foto que resume todo esto:

Cruzando el estrecho de Magallanes por primera vez [Viaje inverso]
Yo, cruzando el estrecho por primera vez. 🧭 «Valía la pena. Porque al otro lado me esperaba un lugar que solo conocía en fotos.» (Puse una de las pocas imágenes en que salgo… Lo mío es tomar la foto, no posar!!!)

Con el viento en la cara, el corazón expectante, y la historia todavía sin escribir.

No sabía todo lo que vendría. Pero sí sabía que este viaje no sería solo de kilómetros. Sería un regreso. Un viaje hacia Chile, sí… pero también de vuelta a casa. A lo esencial. A las huellas.

Así comienza este Viaje Inverso.

¿Listo para conocer a los pingüinos Rey en la próxima parada?
🐧 Te aseguro que la historia no baja el ritmo… solo cambia de viento ¡Vamos!

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