Entre fiordos, canales e islas azotadas por el viento, entre el archipiélago de Chiloé y la península de Taitao en la actual región de Aysén, vivió uno de los pueblos originarios más enigmáticos del extremo sur de Chile: los chonos.
Navegantes incansables y cazadores-recolectores expertos, los chonos hicieron del mar su hogar. Sus canoas, llamadas dalcas, les permitieron recorrer miles de kilómetros en busca de alimento y establecer contactos con otros pueblos australes. Aunque hoy se extinguieron como grupo, su legado permanece como parte de la memoria cultural de Chile.
Origen y modo de vida
Los chonos se organizaban en pequeños grupos familiares que viajaban sobre canoas de tablas cosidas llamadas dalcas. Su vida se repartía entre el mar y las costas:
Los hombres se dedicaban a la caza de lobos marinos, peces y aves. Las mujeres recolectaban mariscos en las playas y canales.
Este modo de vida marítimo los distingue claramente de los pueblos terrestres de las estepas orientales. Según investigaciones recientes, existen dos hipótesis sobre sus orígenes:
1- Que hayan migrado desde Chiloé, siguiendo un poblamiento marítimo hacia el sur.
2- Que fueran cazadores terrestres adaptados al ambiente costero en zonas donde la estepa se encuentra con el Pacífico.
Contacto y mestizaje con otros pueblos
Los chonos no vivían aislados. Tuvieron relaciones con los huilliches de Chiloé, con quienes formaron un grupo mestizo conocido como payos.
En 1567, con la instauración del sistema de encomiendas en Chiloé, se intensificaron los contactos con el mundo colonial. Más tarde, los jesuitas establecieron vínculos con ellos, buscando conocerlos y evangelizarlos.
Este contacto marcó el inicio de un proceso que transformaría radicalmente su cultura y, finalmente, su existencia como pueblo autónomo.
Ubicación geográfica y territorio
El área de dispersión de los chonos abarcaba alrededor de 45.000 km² en la costa y los archipiélagos australes. Sin embargo, más que ocupar un territorio fijo, su cultura se caracterizó por un tránsito marítimo, como lo describió el historiador Álvaro Barros: “Prácticamente un constante, natural y alegre nomadismo navegante, identificado con la vida misma no como un sacrificio, sino como costumbre”.
Su identidad estuvo ligada al movimiento, al mar y a la vida en tránsito por canales y fiordos.
Tecnología y herramientas
A pesar de vivir en un ambiente hostil, los chonos desarrollaron herramientas ingeniosas para la caza y la recolección. Usaban dardos, arpones, flechas, cuchillos y hachas de piedra.
Un ejemplo notable era el arpón de hueso, de unos 30 cm de largo, con forma ovalada y seis incisiones a modo de sierra en uno de sus filos. Lanzado con fuerza y precisión, penetraba profundamente en la presa, ayudado por el peso de su mango de varios kilos.
Contacto con europeos y desaparición
Al igual que muchos otros pueblos originarios del extremo sur, el contacto con los europeos fue devastador para los chonos. En el siglo XVIII, fueron trasladados a la isla Chaulinec, en Chiloé, donde se mezclaron con la población local.
Las enfermedades, la pérdida de su forma de vida y la presión colonial aceleraron su desaparición como grupo diferenciado.
El historiador Álvaro Barros lo resume de manera conmovedora en su libro Aborígenes australes de América (1975): “¿Nostalgia, enfermedades, derrota? Los chonos se diezmaron aceleradamente”.
Resumen 📚
Ubicación: Entre Chiloé y la península de Taitao (Región de Aysén).
Modo de vida: Cazadores-recolectores marítimos, hombres cazaban lobos marinos, mujeres recolectaban mariscos.
Tecnología: Dalcas (canoas cosidas), arpones de hueso, dardos y cuchillos de piedra.
Relaciones culturales: Contacto con huilliches (mestizaje → payos).
Colonización: Encomiendas desde 1567, luego jesuitas.
Extinción: Siglo XVIII, con traslado a Chiloé y mezcla con la población local.
Reflexión final
Los chonos fueron un pueblo que vivió en permanente diálogo con el mar, convirtiendo los canales australes en su hogar. Aunque desaparecieron como grupo en el siglo XVIII, su historia sigue siendo testimonio de la resistencia humana frente a los entornos más extremos y de cómo la colonización transformó irreversiblemente la vida de los pueblos originarios del sur de Chile.
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