Hay paisajes que no se atraviesan… se degustan como un buen vino, sorbo a sorbo. Así se siente acercarse al lago General Carrera, esa inmensa masa turquesa que de pronto parece agrandar todo: el viento, las montañas, el silencio… y sí, también el corazón.


Este tramo del viaje nos lleva desde el río Baker, el más caudaloso de Chile, hasta el microclima sorprendente de Chile Chico, pasando por uno de los espectáculos naturales más famosos de la Patagonia en el gran lago: Catedral y Capilla de Mármol.

Dejar Cochrane, aunque cueste

Partir de Cochrane fue más difícil de lo esperado. No por el camino, que seguía siendo amable y generoso, sino porque cuesta soltar un lugar que ya empieza a sentirse propio. Con cada kilómetro hacia el norte, el paisaje nos volvía a sacudir. El Baker reapareció, pero esta vez en su versión más íntima: nos acercamos a su nacimiento y presenciamos cómo cambia de piel.

La confluencia del río Nef con el Baker fue una de esas paradas que quedan tatuadas en la memoria. A un lado, el azul casi caribeño del Baker; al otro, el gris cargado de sedimentos del Nef. Y en el centro, un abrazo que los une en un caudal color leche glaciar. Un espectáculo que parece pintado con acuarela. En la siguiente foto se aprecian las evidentes diferencias en el color de los ríos, esta es la Confluencia:

El Baker transporta más de 870 m³/s en promedio, lo que lo convierte en el río más caudaloso de Chile. Y parte de esa fuerza visual nace justo aquí, en este choque de colores.

Gran Lago General Carrera: mármol, viento y eternidad

El agua de los alrededores crea un clima especial, y se nota. Llegamos a una bifurcación que nos obliga a tomar una decisión en el viaje al norte: la Carretera Austral por el lado oeste del lago General Carrera hacia Puerto Río Tranquilo o tomar la ruta 265 hacia Chile Chico. ¡Tomaremos las dos rutas! 😂¡Obvio!

La carretera se abre y, de pronto, aparece el gran protagonista: el lago General Carrera, el más grande de Chile y el segundo en Sudamérica, solo detrás del Titicaca. Del lado argentino se llama lago Buenos Aires, pero el agua es la misma, al igual que el viento que levanta olas capaces de recordar que este no es un lago tranquilo, sino un mar encerrado en montañas.

En Puerto Río Tranquilo tomamos una embarcación hacia las Capillas de Mármol, declaradas Santuario de la Naturaleza en 1994. La navegación no siempre es sencilla: el oleaje puede jugar en contra, pero cuando logras acercarte, entiendes por qué vale la pena.

El agua, durante miles de años, ha esculpido estas formaciones: túneles, columnas y cúpulas de mármol que parecen templos flotando sobre un espejo azul. La luz cambia constantemente, tiñendo las paredes de tonos blancos, celestes y verdes. Es como estar dentro de una escultura viva.

El lago General Carrera recién es denominado así, oficialmente, en 1959, mediante la ley 13.375. Hasta esa fecha su nombre era Buenos Aires. Sobre el nombre del lago, podemos agregar que el original-original es Chelenko, que en lengua aonikenk significa «aguas tormentosas».

Perfil de un perro [Gran lago y Chile Chico]

Puerto Guadal y un viaje al pasado

Luego de sentir el frío y viento en la navegación, nos vamos a recorrer el otro camino que dejamos pendiente: hacia Chile Chico. Bordeando el lago hacia el sur llegamos a Puerto Guadal, un pequeño poblado que parece hecho a escala humana. Aquí la pausa fue obligada, no solo para descansar, sino para probar los sabores locales.

Ya, volvamos al camino que nos lleva bordeando la ribera sureste del gran lago General Carrera, aún camino de tierra. Casi llegando al río Las Dunas hay un sendero de cerca de 1 hora para ver fósiles. Una ventana al tiempo, ahí mismo, bajo nuestros pies. Luego cruzamos el río los Maitenes y seguimos el viaje, para encontrarnos con una laguna que se ve verde-verde, por ahí subiré algunas fotos al Instagram. Ya estamos en la comuna de Chile Chico y me viene a la memoria la «Guerra de Chile Chico». ¿Nunca te he hablado de ella? Bueno, ¡tendrá que venir un post con ese tema!

Chile Chico: un oasis inesperado junto al gran lago

Y entonces, como si hubiésemos cambiado de país, apareció la ciudad llamada Chile Chico. Aquí el viento baja la guardia y el clima sorprende con un calorcito improbable para la latitud. Es el llamado “efecto lago”: el General Carrera actúa como un moderador climático, creando un pequeño oasis en medio de la Patagonia.

Frutales, huertos, flores y una vitalidad distinta marcan la diferencia. En la Plaza del Viento los niños corren, los viajeros descansan y la vida parece más liviana. Desde el cerro Las Banderas la vista es majestuosa: el pueblo, el lago inmenso y, a lo lejos, la frontera con Argentina.

🌞 Dato: Chile Chico recibe más de 2.000 horas de sol al año, lo que lo convierte en uno de los lugares más templados y productivos de la región de Aysén.

Hay harto comercio, se puede encontrar de todo. El paso del tiempo se mantiene como es típico en la Patagonia, pero ya sabemos que nos vamos acercando a los centros poblados y encontrarlos con más frecuencia. Pero bueno, así es el camino que decidimos hacer para conocer y mostrar este país.

Gran lago y Chile Chico, desde la Plaza del Viento

Jeinimeni: Lo pendiente que espera

Desde Chile Chico parte la ruta hacia la Reserva Nacional Jeinimeni, hoy integrada al Parque Patagonia. Allí esperan paisajes surrealistas: la Piedra Clavada, el Valle Lunar y la Cueva de las Manos, con pinturas rupestres que datan de hace más de 7.000 años.

No alcanzamos a ir. El tiempo no nos dio tregua. Pero quedó marcado como una promesa pendiente, un regreso necesario. Si tienes días extras, dedica al menos dos jornadas a Jeinimeni. Es una de las rutas de trekking más hermosas y menos concurridas de la Patagonia chilena.

Camino a la civilización, snif

Antes de irnos, volvimos a mirar atrás. Adivinamos el sol cayendo sobre la confluencia del Baker y el Nef, tiñendo el agua de tonos imposibles. Nuestras siluetas quedaban dibujadas contra el paisaje. Un momento mínimo, pero eterno.

BONUS PERSONAL: Aquí te dejo el recuerdo de una tarde de febrero hace varios años, cuando estuvimos primera vez en la confluencia de los ríos Nef y Baker.

🎵 Justo ahora sonaba Watermelon Sugar de Harry Styles. Absurdo, quizás. Pero así es como la memoria cose recuerdos: con detalles que parecen fuera de lugar, pero que terminan siendo parte esencial de la historia.

El lago General Carrera no es solo un cuerpo de agua. Es un espejo gigantesco donde se reflejan las emociones del viaje: la sorpresa, la calma, el desarraigo, la gratitud. Aquí aprendimos que no todo se trata de avanzar. A veces hay que detenerse, contemplar y aceptar que lo inesperado es lo que más perdura.

Y mientras el ferry nos llevaba hacia Puerto Ingeniero Ibáñez, con la cordillera recortándose en el horizonte, sentimos ese nudo extraño en el pecho. Un “snif” honesto, de esos que solo aparecen cuando sabes que estás dejando atrás algo que ya forma parte de ti.

Este mapa es una breve referencia para poder ubicarse en un terreno tan extenso… No es lo mismo estar ahí, pero con él puedes tener una aproximación a la geografía de la zona. Ya nos estamos alejando de la zona más glaciar (jajaja) y en la próxima entrega tendremos la continuación de este recorrido, que nos llevará Bajando pa’ Puerto Aysén, pasando por Cerro Castillo y Coyhaique, entre otros lugares. ¡Hasta pronto!

Capilla de Mármol [Gran lago y Chile Chico]

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