No todos los pueblos se recorren en auto. Algunos se caminan, se deslizan en bote y se sienten en cada tabla que cruje bajo tus pies.
Así es Caleta Tortel, una joya escondida en la Patagonia chilena, entre los Campos de Hielo Sur, el océano Pacífico y los bosques húmedos de ciprés.


Aquí no hay calles, ni veredas, ni semáforos. Solo pasarelas interminables de madera que serpentean sobre el agua y conectan casas, muelles y miradores. Un pueblo construido más para caminar que para llegar apurado. Y es que en Caleta Tortel nada sucede con prisa. En esta parada de la Carretera Austral te cuento cómo se vive (y se sueña) en este rincón remoto del sur, desde su historia maderera hasta sus misterios más escalofriantes.

¿Un lago? ¡No! Es el océano Pacífico camuflado

La primera vez que llegué a Caleta Tortel me pareció que estaba frente a un lago. Y nada que ver, pues se trata de una entrada del océano Pacífico; lo sabía, pero la belleza de la zona y la caleta me aturdió de golpe y lo olvidé 😂.

Ya que nuestro viaje venía desde Villa O’Higgins, esta vez llegamos desde el sur por la Carretera Austral hasta el desvío hacia Tortel, a unos 95 km de Cochrane. Frío permanente, un frío rico. Este camino va bordeando el caudaloso río Baker, que con sus aguas color turquesa es una de las bellezas patagónicas por sí solo.

🌬️ Tip viajero: Abrígate en capas y lleva siempre una chaqueta impermeable. Aquí el clima cambia más rápido de lo que alcanzas a decir “¡foto!”.

El pueblo de las pasarelas infinitas (y sueños de museo)

Y aquí estamos, luego de un camino lleno de buenas vistas. El pueblo pertenece a la comuna de Tortel, en la provincia Capitán Prat (que podría llamarse fácilmente Provincia de Los Glaciares) en la región de Aysén. Sí, ya hemos dejado atrás hace un rato la región de Magallanes y vamos avanzando en el viaje hasta el límite norte de Chile.

Aquí no existen las calles. Todo se recorre sobre pasarelas de ciprés de las Guaitecas, una madera resistente a la humedad, que con el tiempo se ha convertido en la identidad del pueblo. Son más de 7 km de pasarelas que unen la vida cotidiana: la escuela, la plaza, las casas, los muelles.

Caminar por ellas es terapéutico: madera bajo tus pies, olor a lluvia, vista al mar, y ese silencio que no estorba, que acompaña. La historia de Tortel está ligada al trabajo maderero. Durante décadas, los pobladores cortaron ciprés y lo enviaron en balsas a distintos puntos de la Patagonia. Hoy, esa herencia se mantiene viva en proyectos culturales.

El pueblo de Caleta Tortel fue fundado oficialmente el 25 de mayo de 1955, pero en esa fecha ya existían asentamientos de colonos.

Estacionamos, caminamos, tomamos fotografías, almorzamos en uno de los pocos restoranes del lugar. En una de las visitas nos encontramos con un lugareño que nos invitó a conocer el lugar donde quería instalar un museo sobre el ciprés… Entonces, con los niños, nos fuimos cerro arriba, metiendo los pies al barro y un poco al agua (no fuimos muy equilibrados esa vez) y vimos el lugar, el entorno maravilloso y usando la imaginación vislumbramos el futuro Museo Parque del Ciprés a Cielo Despejado. En la siguiente foto está la persona que nos contó su idea del museo y le dije «¿quiere que le tome una foto para el recuerdo, cuando esto ya sea el museo?». No era un museo tradicional, sino una manera de entender la relación del pueblo con su entorno.

Caleta Tortel

La principal característica visual de Caleta Tortel es que no tiene caminos como los conocemos normalmente, sino que las unidades habitacionales están interconectadas mediante pasarelas hechas de ciprés de las Guaitecas, por lo tanto estas uniones está elevadas del suelo y con relativamente pocos puntos de apoyo, lo que permite la existencia sin dañar de la flora del lugar. Originalmente se utilizó el sistema de maderas cortas sobre los mallines, la humedad hizo de las suyas y fue necesario construir esta nueva forma para mantener la circulación. ¡Todo un acierto! pues son útiles, duraderas y turísticamente muy apreciadas. Si no quieres caminar mucho (¿?) existen los taxi-botes para trasladarte por el Baker de un punto a otro en la caleta.

Camine con cuidado, porque la humedad se tiende a pegar en la madera. Por experiencia propia, debo confesar que en el primer viaje me caí subiendo por las escaleras… ¡Obvio que mis hijos recuerdan esa anécdota con tanta viveza como los colores de los chilcos que rodeaban mi aterrizaje! 😠🤕

De Caleta Tortel a la Isla de los Muertos: Misterio en medio del río Baker

Un atractivo cercano y al que se llega a través del río Baker es la Isla de los Muertos, un monumento nacional de 39 hectáreas. En la zona hay bancos de dos moluscos en peligro de extinción: Diplodon diplodon y Chilina, así es que científicamente es valiosa. Ya, pero la mayoría va por ver las 33 cruces sobre tumbas en que habrían unos 120 cuerpos y conocer el motivo de su nombre. Aquí resumimos un poco la historia… A comienzos del siglo XX se instaló con fines forestales la Sociedad Explotadora del Baker, hasta ahí todo bien con la explotación maderera en una zona diversa. Entonces las cruces serían un simple cementerio para colonos que vivieron ahí. Pero no se sabe el motivo de por qué esas personas fueron enterradas ahí, 🤔 para lo cual existe un trío de teorías principales:

  • Epidemia de escorbuto: Trabajadores mueren y son enterrados en la isla.
  • Envenenamiento: Los trabajadores consumieron harina contaminada con antisárnico.
  • Asesinatos: La compañía mató a los trabajadores para no pagarles. 😱

Independiente de la teoría que sea correcta, eso de no saber con certeza el motivo de las muertes le otorga intriga al viaje, incluso medio místico para ir a recorrer. No te lo pierdas y reserva la excursión con guías locales. No es lo mismo leer la historia en un folleto que escucharla en voz de quienes crecieron con esas leyendas.

Caleta Tortel

Más glaciares… Bueno, como por todo Chile

Si tienes un par de días extra en Caleta Tortel, lánzate a la excursión hacia el glaciar Jorge Montt, en el extremo norte del Campo de Hielo Sur. La navegación por fiordos es ya un espectáculo, pero lo que impacta es el glaciar mismo: imponente, salvaje y en constante transformación.

El Jorge Montt es uno de los glaciares que más retrocede en Chile. Su frente se reduce año a año, lo que lo convierte en un lugar urgente de visitar. Varias excursiones permiten acercarse en bote, e incluso caminar cerca de los hielos desprendidos.

¿Por qué titulé esta parte «Más glaciares… Bueno, como por todo Chile»? Pues porque a muchas personas les parece que los glaciares están solo en el sur, y no es así. En Chile tenemos más de 13.000 glaciares y representan poco más del 3% de la superficie del país. Es cierto que los más grandes están en el sur, pero los de la zona central o norte no son menos espectaculares. Averigua donde están, prepárate para conocerlos o saber de su conservación, pues son fuentes de agua dulce en un planeta donde cada vez más escasea ese elemento. Otro dato de glaciares: Según el tipo de medición que se haga y la consideración de tamaños, los glaciares podrían llegar a más de 25.000, sin embargo eso no variaría el área que ocupan, solo la cantidad total, ya que estos últimos serían muy pequeños..

Caleta Tortel también celebra: la Fiesta del Maderero

Entre tanta bruma y silencio, también hay lugar para la fiesta. En mayo se celebra la Fiesta del Maderero, un evento donde el pueblo revive su identidad con música, comida típica, talleres de lana y exhibiciones de carpintería. Es una postal viva del pasado maderero de la zona y una excusa perfecta para ver a Tortel en su versión más alegre. El olor a sopaipillas, la música patagona y la madera trabajada a mano convierten al frío en un invitado más, no en un obstáculo.

De esta zona recuerdo la música de Harry Styles y «Watermellon Sugar», jajaja… No hay mucha explicación, pero eso recuerdan mis sentidos.

Harry Styles

Pasarelas que unen más que casas

Tortel no es solo un lugar. Es un modo de habitar la Patagonia. Un pueblo que nació del trabajo maderero y que hoy sobrevive con dignidad entre glaciares, lluvias y misterios. Caminar sus pasarelas es recorrer una historia de esfuerzo y resistencia. Es escuchar a los árboles convertidos en caminos. Es entender que la lentitud aquí no es defecto, sino virtud.

Y cuando subas a la barcaza para volver del glaciar (o al auto para tomar la Carretera Austral), mires atrás y veas cómo el pueblo desaparece entre la neblina, vas a entender por qué nadie olvida a Caleta Tortel…

Porque este no es un destino más en la Carretera Austral: es un viaje dentro del viaje, un rincón que se queda contigo aunque tú sigas camino al norte. Como nosotros, que ahora nos vamos a Cochrane.

Caleta Tortel

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