La aparición del excéntrico Vicente García-Huidobro en la lírica nacional introdujo aires de renovación y vanguardismo.
Vicente Huidobro (su nombre de poeta) nació el 10 de enero de 1893 en el seno de una familia aristocrática. Pasó su infancia en Europa y su adolescencia en Chile. Ingresó a la Universidad de Chile a estudiar Literatura, publicando ese mismo año Ecos Del Alma (1912). Un año después casó con Manuela Portales. Sus biógrafos cuentan que tenía una exigente madre, que alguna vez le dijo: “Yo te formaré para rey”. Y, al parecer, este extravagante hombre de letras así lo entendió, porque se alejó de las cosas sencillas y cotidianas y abordó todas sus obras desde una perspectiva de elite.
En 1914 publicó Pasando Y Pasando, obra que contiene fuertes críticas a la Iglesia Católica, sobre todo a la orden de los jesuitas. Esto provocó un escándalo, porque la llamada inquisición familiar destruyó un gran número de sus ejemplares. Luego, Huidobro elaboró una propuesta donde dejó atrás la estética tradicional. En el manifiesto Non Serviam, leído en Santiago en 1914, el poeta se negó a continuar sirviendo a la naturaleza y propuso, nada menos, que la creación de una nueva realidad. Dijo en este escrito: “Y he aquí, que una buena mañana después de una noche de preciosos sueños y delicadas pesadillas, el poeta se levanta y grita a la madre tierra: Non serviam”. Esta es la idea germen de lo que sería el creacionismo…
En 1916, Huidobro viajó a París, donde colaboró en diversas revistas. Dos años después fue a Madrid, ciudad a la que volvió ritualmente cada año. Conocido ya por su excentricidad, en 1919 tomó cursos en La Sorbonne y otras universidades parisinas, sobre biología, fisiología y sicología experimental, y otros de astrología y alquimia. Viajó a Paris, epicentro de la vanguardia europea, y en esta ciudad, publicó en 1918, como segunda edición, El Espejo De Agua. También de este año son Ecuatorial y Poemas Árticos, que dejaron asentada su propuesta creacionista.
La obra más importante de Vicente Huidobro es Altazor o El viaje en paracaídas, iniciada en 1919 y publicada en 1931. Se trata de un poema mayor en siete cantos que narra la caída del hombre y el encuentro con la mujer, con la poesía.
En el año 1925, el autor volvió a Chile y participó activamente en política; fundo la revista Acción, Diario de Publicación Nacional, llegando a ser, incluso, candidato a la presidencia de la República por parte de las Juventudes Progresistas. Este es un dato que, curiosamente, no consigna la mayoría de los libros de historia de Chile. En los años siguientes, Huidobro trabajó la escritura asociada con el teatro (Salle Comédie de Paris), la moda (Robespoemes), el cine (Cagliostro) y la plástica (por ejemplo, sus caligramas y poemas pintados). Tenía la certeza de que el crear no se limita a un oficio, sino que es un estado elevado de la conciencia donde todo es posible. A esto aludía también cuando hablaba del “delirio poético”. Una de sus últimas experiencias sorprendentes fue la de participar en la caída de Berlín en 1945 y desempeñarse, un año más tarde, como corresponsal de guerra.
De vuelta en el suelo patrio, se radicó en Cartagena. Eran sus últimos años de vida, porque a fines de 1947 sufrió un derrame cerebral y falleció. Uno de sus cinco hijos, Manuela, publicó póstumamente El Ciudadano Del Olvido y Últimos Poemas. En estas obras se acentúa una forma más íntima y humanista de escritura. Murió el 2 de enero de 1948, casi a punto de cumplir los 55 años de edad.