Una de las mayores aspiraciones de Bernardo O’Higgins en 1817 era, formalmente, la proclamación de la Independencia que el país había ganado en los campos de batalla.
Pero esta formalidad implicaba la convocatoria a una asamblea de representantes del pueblo que adoptase tal decisión, como lo había hecho Estados Unidos en 1776 y las Provincias del Río de la Plata en 1816. Sin embargo, la situación de guerra que se vivía impedía seguir este camino.
Fue por ello que en noviembre de 1817 se convocó a los ciudadanos de todo el país a concurrir a los registros públicos a fin de que manifestaran su opinión frente a tan trascendental determinación. Sin embargo, la tarea de la recolección de las firmas no se pudo concluir debido al arribo de la expedición comandada por Osorio.
Buscando la firma
En estas circunstancias el Director Supremo delegado, cargo que existía cada vez que el titular salía de Santiago y que en aquel momento ocupaba Luis de la Cruz, le encargó al ministro Miguel Zañartu que redactara el acta correspondiente, que le fue entregada el 16 de enero de 1818. El documento se envió inmediatamente a O’Higgins, quien estaba en Talca. El Director Supremo objetó el texto, argumentando razones de estilo literario.
Una comisión integrada por Zañartu, Juan Egaña, Manuel de Salas y Bernardo de Vera y Pintado abordó la tarea de ensayar una nueva redacción; estuvo lista el 28 de enero. El nuevo texto se entregó a O’Higgins, quien realizó pequeños cambios. Finalmente, el 12 de febrero la proclamación de la Independencia se realizó en la ciudad de Talca, donde se realizó la ceremonia, pero los apuros de la guerra hicieron que el documento no fuera suscrito en esa oportunidad. De hecho, en 1832 el presidente José Joaquín Prieto consideró que el texto debía conservarse en el Palacio de Gobierno, y allí se advirtió que el ejemplar que se guardaba en el archivo del Senado de la República carecía de las rúbricas de Zañartu, Villegas y Zenteno, quienes todavía vivían en Santiago. O’Higgins suscribió el documento en el Perú.
Contenido
El texto no guarda mayores diferencias respecto de las proclamaciones de otros países hispanoamericanos, pues se señala que España había usurpado la soberanía de los pueblos y había mantenido el dominio sobre la base del uso de la fuerza, por lo que se había hecho necesario recobrar su ejercicio. Por ello se declaraba que Chile era, de hecho y de derecho, «un Estado libre, independiente y soberano», quedando para siempre separado de la monarquía española y en plena capacidad de adoptar la forma de gobierno que más conviniese a sus intereses.
Curiosamente, el documento se dató en Concepción, ciudad que en ese momento estaba ocupada por las fuerzas realistas, y a 1 de enero de 1818. Mucho se ha especulado sobre las razones de esto, pero lo más probable es que se haya hecho así para indicar que desde el inicio del año todo el territorio de Chile era libre, incluyendo las zonas que aún estaban en poder de las fuerzas enemigas.
El documento original se destruyó durante el bombardeo del palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973.