Ubicado en el sector suroccidental del continente americano, Chile presenta entre sus principales rasgos distintivos límites de extremada longitud y estrechez.
La longitud extrema de límites se traduce en 4.300 km de norte a sur y más de 8.000 km si se considera el territorio antártico bajo su soberanía, y la estrechez está representada por un ancho promedio de, apenas 180 km.
El particular aspecto que ofrece la superficie de Chile -y por el que se le ha descrito como una «larga y angosta faja de tierra»- y su posición en el borde meridional pacífico explican la existencia de fuertes contrastes regionales, tanto de carácter climático y paisajístico, como en lo que se refiere a los patrones de poblamiento y distribución espacial de las actividades económicas.
El límite septentrional del país se localiza en la Línea de la Concordia, situada al norte de Arica, mientras que su extremo meridional está ubicado en el Polo Sur, lo que constata la gran extensión en latitud de nuestra nación.
Chile y los países vecinos
En cuanto a las fronteras políticas actuales, el territorio chileno continental -sin tener en cuenta las islas oceánicas ni la porción de la Antártica perteneciente al país- limita al norte con el Perú y al este con Bolivia y Argentina; al oeste, sus costas están bañadas por el océano Pacífico, llamado en este sector mar Chileno.
La Línea de la Concordia corresponde al límite con el Perú fijado en el año 1929, como consecuencia del avance territorial chileno que resultó de la Guerra del Pacífico (1879-1883). Este trazado limítrofe se prolonga desde los 18°21′ de latitud Sur, en aguas del Pacífico, hasta el norte de Visviri, en la cordillera de los Andes, en los 17°29′ de latitud Sur y los 69°28′ de longitud Oeste. Por su parte, los límites chileno-boliviano, fijados en forma definitiva en 1904, se inician al norte de Visviri (17°29’S y 69°29’O) y se extienden hasta el cerro Zapaleri (22°48′ de latitud Sur y 67°10′ de longitud Oeste).
Los límites con Argentina comienzan en el hito trifinio del cerro Zapaleri y se prolongan hasta Tierra del Fuego, continuando por el centro del canal Beagle hasta alcanzar el meridiano 66°25′ de longitud Oeste. Esta línea limítrofe, la más extensa de las que presenta Chile, tiene 5.500 km de longitud de norte a sur y corresponde, en general, a la divisoria continental de las aguas.
La tricontinentalidad chilena
Chile es uno de los pocos países del mundo que participa de más de un continente. En este caso, de tres: el americano, el oceánico y el antártico. Esta particular característica de tricontinentalidad es otro de los principales rasgos distintivos de este país emplazado en el Cono Sur.
En primer lugar, Chile continental se extiende entre los meridianos 66°25′ y 75°40′ de longitud Oeste, siendo el eje el meridiano de 70° Oeste. El territorio oceánico incluye, por su parte, Isla de Pascua (Rapa Nui), situada en los 109° de longitud Oeste. Su localización, a más de 37° de longitud de la costa Sudamericana, favorece la comunicación con el resto de las islas de Oceanía. Los pascuenses, de origen polinésico, han desarrollado una rica tradición cultural cuya máxima expresión son las esculturas de piedra volcánica conocidas como moais. Diversas han sido las hipótesis desarrolladas que han tratado de explicar el origen de estas enigmáticas imágenes de piedra.
En cuanto al territorio antártico, Chile reclama su soberanía sobre una parte del mismo que abarca un sector del mar de Weddell y de la Tierra de O’Higgins (península Antártica), con las islas adyacentes, además de una porción del mar de Bellingshausen. Los límites precisos de la Antártica Chilena se obtienen al prolongar unas líneas imaginarias entre los meridianos 53° y 90° de longitud Oeste, hasta unirlos en la latitud de 90° Sur, correspondiente al Polo Sur.
Esta reclamación coincide, en ciertos sectores, con las respectivas realizadas por Argentina y el Reino Unido. El poblamiento de los territorios antárticos se realiza bajo condiciones de máxima rigurosidad climática, salvo durante los períodos de verano en la zona subantártica, específicamente en el archipiélago de las Shetland del Sur, donde se localiza la isla del Rey Jorge.
Bases morfológicas de la tricontinentalidad
La tricontinentalidad del territorio chileno también se apoya en la existencia de una serie de rasgos morfológicos que son comunes, caracterizados por las cadenas montañosas, las depresiones y la acción del vulcanismo y de los glaciares a lo largo del país.
La morfología submarina es otra característica extensible a todo el solar patrio, con sus importantes cordones montañosos, donde se destaca la dorsal del Pacífico suroriental y un significativo vulcanismo asociado. Asimismo, tanto la circulación atmosférica como la oceánica y sus interacciones son importantes ejes motores del clima y los recursos de Chile: su ejemplo más conspicuo es la corriente de Humboldt, que recorre el país desde la Antártica hasta el límite septentrional y otorga, con sus aguas frías, un carácter moderado al clima del sector litoral.
En cuanto a las dimensiones de Chile, su superficie es de 2.006.096,3 km2: 756.096,3 km2 que suman los territorios continental e insular y 1.250.000 km2 del Territorio Chileno Antártico. El ancho máximo del territorio americano de Chile (468 km) se sitúa en la región de Magallanes, a la altura del Estrecho del mismo nombre (52° de latitud Sur), entre el océano Atlántico y el Pacífico, mientras que el ancho menor (90 km) se localiza en la región de Coquimbo, entre punta Amolanas y el paso de Casa de Piedra.