La geotermia es una rama de la geofísica que estudia las características térmicas de la Tierra, es decir, el calor de la Tierra.
Geotermia viene de las palabras griegas “geo” y “terma”, esto es, tierra y calor. El aporte de este estudio es la extracción de energía geotérmica, para ello se aplican un conjunto de técnicas de exploración, evaluación y explotación.
Hoy, los recursos geotérmicos se utilizan con fines medicinales y turísticos (balnearios de aguas termales, géiseres y volcanes). Sin embargo, también puede ser usado en otras áreas como la agricultura, deshidratación de alimentos, cultivos marinos, calefacción y refrigeración residencial.
La Tierra es nuestro recurso más precioso. De ella podemos obtener todo lo que necesitamos para vivir, incluso la energía. Pero hoy se hace necesario diversificar las fuentes energéticas y buscar tecnologías menos contaminantes para nuestro planeta; las plantas de energía geotérmica se caracterizan por ello, pues no utilizan combustibles fósiles y emiten, por ejemplo 1/6 del dióxido de carbono producido por una planta de gas natural.
Como sabemos, el magma proviene del interior de la Tierra (manto superior), pero las corrientes de convección, la temperatura y las presiones permiten que ascienda a la superficie por cualquier espacio o fisura. En su camino, lluvias (aguas meteóricas) se han filtrado por terrenos porosos hacia el interior hasta alcanzar alguno de roca y ahí se deposita. Este espacio se convertirá en reservorio: fuente de energía geotérmica.
En Chile, existe una gran cantidad de fuentes de energía geotérmica. Su presencia está asociada a zonas de vulcanismo y sismicidad (zonas que coinciden con los bordes convergentes de las placas tectónicas). Para llegar a esas fuentes se requiere, primero, de exploraciones geológicas, geoquímicas y geofísicas para determinar el tamaño del recurso geotermal disponible, así como su profundidad y su temperatura.
Para ello se utilizan imágenes satelitales, mapas geológicos, fotografías aéreas, estudios de volcanes y rocas, para conocer las propiedades químicas, eléctricas y magnéticas de la superficie, así como el potencial sísmico de la zona. Con estos resultados, se inicia la perforación de la tierra y la extracción. Una vez hallado un reservorio adecuado, comienzan las excavaciones, que pueden llegar a los 3 km de profundidad y se construyen los pozos de extracción desde los cuales saldrá el fluido geotermal.
En Chile, el interés por la energía geotérmica comenzó en 1908, cuando 16 miembros de la colonia italiana de Antofagasta crearon una sociedad privada llamada Comunidad Preliminar de El Tatio. El período de mayor actividad geotérmica se llevó a cabo entre 1968 y 1976, como resultado de una iniciativa de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) y el Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD). CORFO creó un comité para el aprovechamiento de la energía geotérmica, cuya función principal fue la explotación y evaluación de proyectos geotérmicos en el país.
Pero el desarrollo geotérmico en Chile no ha tenido grandes avances, principalmente por las restricciones económicas de los proyectos. Las exploraciones tienen un alto costo y gran riesgo en su etapa inicial, a lo que se agrega la competencia con energías más baratas como son la hidroelectricidad y el gas natural.
Fuentes termales En Chile, las fuentes termales están ubicadas en la pre y alta cordillera. El agua se infiltra, interactúa con las rocas y extrae de ellas sales y elementos como sulfuros, carbonatos, cloruros, boratos, sílice, sodio, calcio y magnesio. El agua, rica en nitrógeno, azufre y compuestos orgánicos, tiene temperaturas, formas y tipos variables. Vertientes termales: Las hay de aguas cristalinas y turbias (por la arcilla). Sus caudales van desde unos cuantos litros por segundo hasta decenas. En sus aguas abundan algas y bacterias. Pozas de aguas termales: El agua circula en niveles permeables poco profundos. Pueden observarse costras salinas en sus bordes por el depósito de minerales disueltos. Géiseres: Son chorros de agua y vapor que emergen periódicamente y que lanzan el agua al aire alcanzando decenas de metros. Para ello, la temperatura y la presión hacen entrar al géiser en ebullición y hace erupción. Pozas termales de barro: Material viscoso compuesto de arcilla y agua caliente en ebullición. Las arcillas provienen de la descomposición de rocas por acción del agua caliente. Fumarolas termales: Chorros de gases y vapor de agua, que surgen a temperaturas que pueden superar los 200°. Suelos humeantes: Extensas áreas donde brotan emanaciones de gas originadas de la evaporación continua de agua caliente subsuperficial o desde una evaporación repentina desde profundidades mayores. |