La Bandera de Chile

No existe decreto de creación de la primera bandera equivalente al de la escarapela nacional, que vio la luz el 1 de julio de 1812. Creada por José Miguel Carrera en una fecha cercana a la del distintivo, el primer pabellón chileno utilizó sus mismos colores: blanco, azul y amarillo.

Según un poema de fray Camilo Henríquez, el blanco, asignado a la autoridad soberana, representa el mando del pueblo; el azul, distintivo de la justicia en la heráldica, se asoció con la ley, y el amarillo, representativo del poder, con la fuerza. Esta bandera fue utilizada entrelazada a la bandera norteamericana el 4 de julio de ese mismo año en la recepción que ofreció el cónsul Joel Roberts Poinsett, con ocasión del día de la independencia de Estados Unidos.

Sin embargo, este primer emblema no provocó todavía los sentimientos de nacionalidad y de pertenencia, ya que el tránsito hacia la vida independiente se estaba gestando, por lo que tuvo significado entre los estamentos militar y naval. Aun así, para los patriotas como José Miguel Carrera y quienes participaban de sus ideas independentistas existía plena conciencia de que los emblemas reales tenían que ser reemplazados por los que efectivamente los convocaran como nación independiente.

Como una manera de demostrar que este símbolo representaba la nueva autoridad que ejercía el Gobierno, Carrera reemplazó el estandarte real de color blanco por el «pabellón del Estado», formado por la bandera con los colores blanco, azul y amarillo, la cual llevaba insertada en su sector central el escudo nacional, recientemente creado, dando origen de este modo al primer estandarte presidencial.

En septiembre de 1812, en una recepción de celebración del aniversario de la Junta de Gobierno de 1810, se dio a conocer esta bandera a la ciudadanía. Durante 1813, un decreto de la Junta Nacional formada por Francisco Antonio Pérez, José Miguel Infante y Agustín Eyzaguirre afirmaba: «No debemos usar en nuestro ejércitos los signos i banderas con que se distinguen las tropas de los tiranos. En su consecuencia, en lugar de la bandera española que se ha usado hasta hoy, se sustituirá (por) la tricolor…».

El uso de los emblemas nacionales fue prohibido tras el pacto de Lircay en 1814. Francisco de la Lastra, a la sazón Director Supremo, dispuso que se volvieran a usar los emblemas reales. Recuperado el poder por José Miguel Carrera, ese mismo año, las enseñas de la Patria Vieja acompañaron a los patriotas en Rancagua.

La bandera de Transición

En el curso de la Reconquista Española volvieron los emblemas reales a ser partícipes de la vida política del país. En 1817 se sabe que los emblemas patrios continuaron usando tres colores, pero el amarillo fue reemplazado por el rojo «en memoria de los héroes de Rancagua». Con respecto a la distribución de los colores, no hubo una reglamentación clara, de allí que existieron banderas en las cuales los colores se distribuían de forma horizontal (blanco, azul y rojo) o bien en forma vertical, siendo en todo caso la primera de uso más frecuente. Nótese las posibles confusiones que generarían con las banderas de Holanda y Francia.

Bernardo O’Higgins, quien por aquella época combatía en la región meridional, solicitó banderolas para su escolta de colores azul, blanco y rojo. Hubo anarquía en el uso de las banderas, lo cual testimonia el gobernador de Valparaíso, Francisco de la Lastra, en 1817, al comentar que «en esa capital (por Santiago) las he visto tricolores, pero de distintos modos y figuras».

La bandera actual

Esta situación llevó a elaborar un nuevo diseño en el cual intervino el ingeniero militar Antonio Arcos y el ministro José Ignacio Zenteno, esbozo que fue legalizado por decreto del 18 de octubre de 1817. Constaba de dos franjas horizontales de igual ancho, la franja superior dividida en un tercio color azul que llevaba en su centro la estrella solitaria y los dos tercios restantes de color blanco, y la franja inferior de color rojo.

El Director Supremo O’Higgins dispuso que el nuevo diseño de la bandera de la «estrella solitaria» se presentara en la celebración del día de la Virgen del Carmen, en la ciudad de Concepción. La bandera, bordada, que se usó en el juramento de la Independencia nacional el 12 de febrero de 1817 todavía es conservada en el Museo Histórico Nacional.

En julio de 1854, el ministro de Guerra y Marina Pedro Nolasco dio instrucciones sobre banderas e insignias de la República: «El pabellón de Chile lo componen los tres colores blanco, azul i rojo del modo siguiente: dos franjas horizontales dividen por mitad el ancho de la bandera, la faja inferior roja, la superior blanca en los dos tercios de su vuelo i azul en su tercera parte inmediata a la vaina, con una estrella blanca de cinco picos en medio del cuadro azul». Además estableció que el «pabellón de Chile es uno i el mismo para las plazas, castillos, buques de guerra i mercantes».

En 1912 se estableció por ley el diámetro de la estrella «igual a la mitad de una costado del cuadrado azul»; dándose a este color más precisión: fue denominado «turquí» para que no fuera utilizado en su confección otro color. Esta misma ley dejó establecido que la escarapela nacional de tres colores llevaba en el centro azul una estrella de plata.

En 1967, durante la presidencia de Eduardo Frei Montalva, se dictó un decreto en que se establecía que los emblemas de la República de Chile eran: el escudo de armas, la bandera nacional, la escarapela o cucarda, y el estandarte presidencial o bandera nacional presidencial.

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