GUÍA DE TOUR: Cumbre del cerro Renca

Literalmente, nuestro destino fue «la punta del cerro». Y bien, este es el resumen de esa travesía… al cerro Renca.


Lo primero es con quién nos vamos de tour: Alkütun, cultura en altura y en esta oportunidad es Freddy Navarrete, Adis Pizarro y cía. quienes serán nuestros guías para llegar sanos y salvos a la cumbre del segundo cerro isla más grande de la región Metropolitana: el Renca (905 msnm), con sus letras a un costado y una cruz en la cima.

Tour cerro Renca

En sí no es solo un cerro, es parte de la primera etapa del nuevo «Parque Metropolitano Norponiente Cerros de Renca», que tiene objetivos planteados a un par de décadas, lo que es digno de agradecer cuando en este país muchas cosas se planifican en el corto plazo.

Luego de las presentaciones de rigor, nos dirigimos hacia el sendero de la Cueva de don Emilio. De paso, nos detenemos en un canelo (árbol sagrado mapuche) donde se realizan ceremonias en la actualidad. Don Emilio habría sido un buscador de fortuna en la mencionada cueva, pero no encontró más que agua. Podemos entrar en esa humedad y luego conocer la aterradora historia de este señor y su hijo.

A pocos metros se encuentra un mirador que permite una buena vista del sur oriente de Santiago. Pero la promesa es una observación en 360° en la cumbre. Antes de eso, llegamos a las conocidas letras que indican que se trata de la comuna de RENCA. Aquí, en la altura y el silencio de estar a varios metros lejos del bullicio, podemos conocer un poco de historia local y lo importante que debe haber sido para esta región la existencia de unos cerros con fértiles tierras que llegaban hasta el río Mapocho, desde muchos años antes de la llegada de los españoles.

Pasado un momento de necesarias reflexiones, enfilamos hacia la cumbre, en la parte que se me hizo más difícil del trekking pues es la más empinada. Ahí se ve la cruz blanca que se instaló en 1987 cuando el Papa Juan Pablo II visitó Chile (que repararon hace poco) y por fin la vista completa de la ciudad, desde la altura natural se abrió ante nuestros ojos.

¿Que vino después? El atardecer. Momento hermoso de contemplación que, a pesar del esmog capitalino, es algo espectacular. Cerramos el viaje con un círculo de agradecimiento, el viento se hace presente y la noche cae de un viaje. El descenso es casi en la oscuridad total, esa maravilla que es tan difícil encontrar dentro de la ciudad. Sí, porque Renca está dentro de la ciudad y aun cuando a muchos santiaguinos les suene así no está lejos del centro… Aunque los «Panteras Negras» lo hayan rapeado hace algunas décadas.

Y nos vamos… Hasta la próxima

Tour cerro Renca

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