Con poco menos de 40 años, Pedro de Valdivia se dio a la misión de conquistar los territorios que hoy conocemos como Chile.
Con el permiso y consejo de Francisco Pizarro, Valdivia formó una sociedad con Pedro Sancho de la Hoz para armar la expedición de conquista de estos terrenos tan poco codiciados luego de las referencias negativas que hiciera Almagro y sus hombres al volver al Perú. Así es que con apenas 11 hombres partió la aventura, a través del desierto.
La mencionada sociedad no funcionó e incluso De la Hoz intentó asesinar a Valdivia, quien de casualidad se salvó. En agosto de 1940 se disolvía la compañía y Sancho de la Hoz cedía las mercedes que le hiciera Carlos V un año antes, es decir, ahora Pedro de Valdivia fue gobernador de las tierras antárticas antes que de la Nueva Extremadura. Se supone que de esta cesión arrancan los derechos históricos de Chile sobre su territorio antártico.
Luego de casi un año de viaje, la expedición llegaba a las riberas del río Mapocho, en diciembre de 1540.
En este sector de tierras sanas y fértiles, rodeado de una red de acequias derivadas del Mapocho (las de Ñuñoa, Tobalaba y Apoquindo) construidas por los nativos y mantenidas por los indígenas peruanos. La leña la aseguraban los árboles cercanos al río y el cerro Santa Lucía podía servir como torre de vigilancia frente a algún ataque indígena.
Una vez elegido el lugar, el 12 de febrero de 1541 decretó el gobernador la fundación de la ciudad. El libro de actas del cabildo se quemó durante el asalto que realizaron los nativos, hoy solo conocemos un acta rehecha 3 años después.
La planta de la nueva ciudad tenía la forma de un trapezoide que limitaba al norte con el Mapocho, al sur con otro brazo del río (después La Cañada y hoy la Alameda Bernardo O’Higgins), al oriente con el cerro y al poniente con lo que actualmente es avenida Brasil. La ciudad recibió el nombre de SANTIAGO DE NUEVA EXTREMADURA, en recuerdo del Apóstol Santiago, patrono de España, y de Extremadura, patria de Valdivia.
Conforme a las ordenanzas reales sobre fundación de ciudades, el alarife Pedro de Gamboa dividió el terreno en manzanas cuadradas, de 138 varas y de doce para la calle, trazando nueve calles de este a oeste y quince o dieciséis de norte a sur. Cada manzana fue dividida en 4 grandes sitios o solares, que fueron cerrados con trozos de madera. En ellos se construyeron ranchos de madera revocada con barro y cubiertos de techos de cañas. Una de las manzanas más centrales fue destinada a la plaza de armas y ahí se levantó el árbol de la justicia (o la picota). El costado norte se reservó para la casa del gobernador y el local del cabildo y la cárcel, y el del poniente para la iglesia.
En seguida, conforme a la antigua costumbre española, el jefe designó un cabildo o municipalidad compuesto de 2 alcaldes y 6 regidores. Como hasta entonces los poderes de Valdivia solo emanaban de Pizarro, el cabildo convocó a todos los vecinos a una reunión amplia o cabildo abierto. Esta asamblea lo eligió gobernador y capitán general en nombre de su majestad y por la voluntad del pueblo; realizando así un verdadero acto de soberanía (junio de 1541).
Al día siguiente, Valdivia gratificó a sus compañeros repartiéndoles tierras (mercedes) e indios (encomiendas).
Santiago, que en sus inicios no era más que una humilde aldea, quedó destruida completamente a muy pocos meses de su fundación. Así es como el 11 de septiembre de 1541, Michimalonco (cacique del valle de Aconcagua) cayo sobre la ciudad con unos 5.000 hombres y luego de una dura lucha, los indios se fueron en retirada, pero Santiago del Nuevo Extremo quedó completamente destruida por el fuego… Después la ciudad se reconstruyó, y… eso da para varios capítulos más.
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