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El salitre surgió a medida que la cordillera de los Andes crecía y el nivel del agua bajaba, dejando a su paso depósitos salinos.


Hace alrededor de 15 millones de años, las nieves y los altos hielos cubrían la cordillera andina y despedían, hacia el sur, lenguas glaciares y ríos. Estos cursos de agua no alcanzaban fácilmente el mar, puesto que la cordillera de la Costa actuaba como barrera, lo que originó una cuenca endorreica constituida por grandes lagos.

Con el tiempo, el clima se hizo más árido y los lagos comenzaron a descender de nivel, formándose múltiples lagunas que sirvieron de hábitat a numerosas especies animales y botánicas, entre ellas las algas verdeazules y ciertos líquenes y bacterias fundamentales para la formación del salitre. El ciclo vital de dichas algas depende de su capacidad de fijas hasta 180 gramos de nitrógeno atmosférico por día y hectárea durante la síntesis de componentes orgánicos. Es la degradación de estos componentes, junto a la acción de bacterias amonificantes, el proceso que liberó el amonio, que se transformó en un nitrato mediante la acción de bacterias nitrificantes.

Cuando los lagos quedaron totalmente desecados, en su lugar se acumularon enormes depósitos salinos que, posteriormente, se mezclaron con otros materiales arrastrados por el viento. En estos yacimientos, los componentes principales son los nitratos, pero también se encuentran sales bóricas, yoduros y cromatos. Todas estas sales fueron aportadas por los ríos andinos y actualmente conforman los distintos salares de la depresión Intermedia.

Los comienzos de su explotación

Algunos antropólogos consideran que los indígenas atacameños fueron los primeros en descubrir las cualidades fertilizadoras del salitre. Pero durante el período colonial se obtenía algo de salitre en Tarapacá para fabricar pólvora. Se utilizaba junto con el azufre de las montañas de Tacora y el carbón vegetal elaborado en alguno de los pequeños bosques que existían. Una vez agotados los bosques, se emplearon troncos enterrados desde tiempos inmemoriales en la arena de la pampa del Tamarugal. Los indígenas conocían los lugares donde encontrarlos y actuaban como cateadores de leña.

Transporte de salitre [memoriachilena]

A finales del siglo XVIII la explotación del salitre en Tarapacá estaba en sus albores. Hacia 1810 los peruanos comenzaron a extraer salitre en la región de Arica (por entonces aun perteneciente a Perú). Se usaba en la fabricación de pólvora, mezclando azufre, carbón y salitre.

Los primeros embarques de nitrato sódico se remontan a julio de 1830, cuando zarpó para Europa el primer cargamento con destino a la ciudad británica de Liverpool. Como el producto se relacionaba con la producción de explosivos, las autoridades no permitieron el atraque del barco y ordenaron que la mercancía fuera arrojada al mar. Se salvaron algunos sacos que fueron utilizados en la agricultura y permitieron triplicar la producción de los campos en que se emplearon.

Tiempos de expansión

A mediados del siglo XIX se produjo la gran expansión agrícola mundial. Se roturó la pampa argentina, las llanuras rusas y las del Medio Oeste norteamericano. La agricultura tradicional europea iniciaba una profunda transformación que produciría una mejora de los rendimientos.

Descarga de salitre [museodelsalitre]

El salitre chileno no era el único disponible en el mercado; de hecho, Europa se estaba abasteciendo desde Bengala, pero la ventaja del nitrato de Tarapacá radicaba en su precio, más económico. En este contexto, el nitrato de Chile comenzó a ser muy apreciado en los mercados europeos y estadounidenses.

La rápida difusión del salitre originó en Tarapacá una avalancha en búsqueda de nuevos yacimientos. En el año 1857 los hermanos Domingo y Máximo Latrille descubrieron salitre en el desierto, al sur del río Loa. Con este hallazgo se agregaron extensas zonas ricas en nitratos, cuya explotación daría origen a muchas «oficinas» salitreras, situadas entre el río Loa y Taltal. Uno de los pioneros fue José Santos Ossa, a quien se deben, en gran medida, los orígenes de esta industria en la región antofagastina.

La Guerra del Pacífico y el auge del ciclo del salitre

Los principales yacimientos de salitre estaban, sin embargo, localizados en territorio peruano y boliviano, en las provincias de Tarapacá y Antofagasta, respectivamente. Hacia 1860 se inició la penetración de mineros chilenos, procedentes de la región del Norte Chico.

Durante la década de 1870 comenzó la construcción de ferrocarriles. En la línea Iquique a La Noria y Pisagua hacia el interior trabajaron alrededor de 5.000 chilenos que, finalizadas las obras, se quedaron en la región, trabajando en las oficinas y puertos. Según el censo peruano del año 1876, la provincia de Tarapacá tenía 38.000 habitantes, de los cuales un 44% eran peruanos, un 25% chileno y el 31% restante de diversas nacionalidades; en el distrito de Iquique los chilenos eran más numerosos que los peruanos.

En Antofagasta también predominaba la población chilena. El censo del municipio antofagastino de 1875 registró 5.400 habitantes, de los cuales 4.500 eran chilenos y solo 400 bolivianos. También eran mayoritarios en el enclave minero de Caracoles, donde se producía plata. En el resto de la provincia, muy escasamente poblada dominaban los bolivianos.

Transporte de salitre [museodelsalitre]

La presencia chilena en la región se fortaleció todavía más a raíz de las inversiones realizadas por la Compañía Chilena de Consignaciones, el Banco Edelweiss y otras compañías comerciales de Valparaíso. Además, Chile suministraba a través del cabotaje casi todo lo que consumía el Norte Grande, tanto en territorio peruano como en suelo boliviano.

El conflicto por el territorio del Norte Grande se resolvió por la vía de las armas. El Ejército chileno derrotó a la coalición formada por Bolivia y Perú, ocupó las provincias peruanas de Tacna y Arica, y la boliviana de Antofagasta. Como consecuencia de la guerra del Pacífico (1879-1883), Chile se hizo con el monopolio mundial del salitre, iniciándose el auge de la producción salitrera: de 350.000 toneladas en 1878, se pasó a 3.000.000 en 1917. Fue el gran ciclo expansivo de la economía chilena, que alcanzó su apogeo en 1920 y finalizó con la Gran Depresión de 1930. Las exportaciones de trigo y harina de la Zona Central, y las de cobre y plata del Norte Chico quedaron relegadas a un segundo plano.

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