Durante la Dictadura cívico-militar chilena (1973-1990), un grupo llamado «Chicago Boys» ayudó a reemplazar la economía estatista por una de libre mercado.
Se reemplazó la política económica de planificación central o estatista que había intentado instaurar el gobierno de la Unidad Popular por una de libre mercado. Este proceso fue liderado por un grupo de economistas chilenos que habían hecho sus posgrados en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, cuya máxima autoridad intelectual era Milton Friedman. Por tal razón en Chile estos profesionales fueron conocidos como los “Chicago Boys”; bajo cuya orientación el país emprendió un camino de modernización concentrada en el sector primario, productor de materias primas y dedicado a la exportación.
De acuerdo con la política económica propuesta por los Chicago Boys, expresada en el programa conocido como «El Ladrillo», el equipo administrativo, liderado por Sergio de Castro, bajó los aranceles para la importación y exportación. En 1975 Chile se retiró del Pacto Andino para poder ofrecer a la inversión extranjera las mismas garantías que a los inversionistas nacionales. Por otra parte, cambió el sistema monetario, pasando del escudo al peso.
Entre 1974 y 1988 el gobierno procedió a otorgar facilidades crediticias y tributarias a la banca privada. El descenso de los impuestos a la importaciones hizo pasar estos tributos del 220% al 10%, con el consecuente aumento de las importaciones y la drástica reducción de los puestos de trabajo.
Asimismo, y como medida tendiente a favorecer la descentralización y a dar mayor autonomía al desarrollo, se reorganizó el país en trece regiones.
Por otra parte, a través de la Corfo, se inició una política de “desestatización” de empresas, según los mecanismos de venta y devolución de éstas a sus antiguos propietarios. Entre 1974 y 1979 se traspasaron al sector privado, incluyendo capitales extranjeros, 486 de un total de 507 empresas estatales. En 1980 solo quedaban 15. Entre las empresas estatales que se conservaron está Codelco, en particular por su aporte a la defensa nacional, correspondiente al 10% de sus utilidades anuales. Las cifras oficiales indican que entre 1973-1974 y 1979 la inflación decayó del 600 por ciento a un 39 por ciento. El sector de las exportaciones no tradicionales registró en 1988 un aumento del 60 por ciento de sus utilidades.
En el plano macroeconómico el país alcanzó un enorme desarrollo, hasta el extremo de que en 1981 The Wall Street Journal en un editorial sugería a la Casa Blanca que pidiera prestado al gobierno chileno su equipo económico para orientar la economía estadounidense. Paradójicamente, un año después la economía chilena estaba postrada y el gobierno se vio obligado a intervenir casi en su totalidad el sistema financiero.
Consecuencias de la política neoliberal
El sistema propuesto por los Chicago Boys obligó a las empresas chilenas a adaptarse. La dura competencia tuvo un enorme costo para los trabajadores, cuyos salarios debieron minimizarse para poder producir en condiciones competitivas.
El derecho de huelga fue suspendido y el Código del Trabajo quedó sin efecto para dar mayores libertades al sector empresarial. En 1978, siendo ministro del Trabajo José Piñera, se dictó una ley laboral sin consultar a los trabajadores y con esta misma perspectiva.
Los bienes inmuebles y las instalaciones de los partidos políticos, organizaciones sindicales y empresas periodísticas de oposición fueron confiscados. Los diarios El Clarín, independiente, y El Siglo, del Partido Comunista, son dos ejemplos.
Las medidas represivas, el cierre de establecimientos públicos y la paralización de obras administradas por el Estado hicieron que la cesantía llegara al 50% en el sector rural y al 30% en la región Metropolitana. La clase trabajadora, que desde hacía veinte años no conocía una tasa de desocupación superior al 6,5%, quedó totalmente desorientada. Al mismo tiempo, profesionales e intelectuales tuvieron que abandonar el país en busca de otros horizontes. No es raro entonces que durante la década de 1980, a través de los medios de comunicación se produjera una gran polémica sobre el “apagón cultural” en el que había caído la sociedad chilena.