Período legislativo de 1930 a 1932 en que los parlamentarios, gracias a un resquicio legal, no fueron elegidos democráticamente.
En 1930 correspondía realizar elecciones parlamentarias, pero de acuerdo a la ley vigente no se requería convocarlas si el número de candidatos era exactamente el mismo que los cargos por elegir. ¿Por qué «Congreso Termal»?
El presidente Carlos Ibáñez del Campo recurrió a esa fórmula y solicitó a los partidos políticos que le presentaran ternas para cada vacante, seleccionando él mismo a quien consideraba más apropiado para desempeñarlo. Ese episodio tuvo lugar en las Termas de Chillán, por lo que se le llamó “Congreso Termal”. En él fueron “elegidos”, por el propio presidente de la República, los parlamentarios que le garantizarían una especie de «dictadura legal». Así se garantizaba a Ibáñez el control de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Si bien el Congreso estaba desprestigiado por los políticos y escasa aprobación de la opinión pública, el próximo presidente (Juan Esteban Montero) no lo disolvió. Esto acabó el 6 de junio de 1932, con la disolución decretada por la Junta de Gobierno de la recién creada República Socialista.
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