El 30 de junio es el Día del Bombero y la historia de este día comienza en 1851.
Si bien tenemos registros de incendios desde 1541 (cuando los mapuches comandados por Michimalonco prendieron fuego a la recién inaugurada Santiago de Nueva Extremadura) y siempre ha sido necesario extinguirlos, no es sino hasta mediados del siglo XIX cuando comienza a existir el bombero como tal. Las características de la ciudad de Valparaíso la hacían muy proclive a sufrir incendios, es por eso que un grupo de vecinos se unieron y dieron vida a la Asociación de Incendios, y unas de las primeras actividades que realizaron fue conseguir apoyo de las autoridades para enfocar el trabajo en la prevención y establecer medidas preventivas para poder evitar incendios.
Esta primitiva organización fue tomando vuelo y el 30 de junio de 1851 se incorporaron los primeros voluntarios. De ahí que el día del Bombero se celebre este día. Las primeras cuatro compañías que se establecieron fueron la Salamandra, La Unión, la Americana y la Guardia de la Propiedad (que se ocupaba de proteger los bienes de los afectados por incendios). Cuenta la historia que a poco más de una semana de creación ya tuvieron que enfrentar un siniestro importante: el de una nave peruana varada en la playa (8 de julio).
En 1866 hubo una nueva «prueba de fuego», sofocando la ciudad que ardía bajo el bombardeo que la Escuadra Española hacía a Valparaíso (Guerra contra España). Otro hito importante en la historia de bomberos fue el desastre la noche del 8 de diciembre de 1863, cuando se celebraba a la Inmaculada Concepción en la iglesia santiaguina de la Compañía de Jesús (Bandera con Compañía) y la llama de una vela alcanzó unos decorados de la iglesia, con lo que se inició un incendio del que prácticamente nadie alcanzó a salir, presos del pánico y el fuego. En la época se estableció que murieron 1.800 personas. Este hecho hizo concientizar a los vecinos de Santiago de que no podía volver a ocurrir algo así.
El 20 de diciembre se fundó en Cuerpo de Bomberos de Santiago (CBS), organizado en 4 compañías de voluntarios; cada una con el nombre de un punto cardinal.
Relato del incendio de Valparaíso (31 de marzo de 1866)Washington Lastarria, un bombero presente en el bombardeo español, relata: «En la plaza del Orden llenamos el caldero de la bomba con aguas del pozo. Después tomamos colocación en la quebrada detrás del cementerio. Por orden superior, la compañía se mantuvo detrás de un codo que hace el cerro; pero cuando empezó el bombardeo, todos se subieron al cementerio para observar. Estuvieron muy serenos, sin embargo de estar expuestos a los tiros. El voluntario Pedro Nolasco Gómez, cuando Topete erraba los disparos, le volvía espaldas, gritando con sorna: ¡Apunte aquí!, por lo que hube de llamarlo al orden. A las 12 se nos tocó la campana de incendio, la cual nos llamaba a cumplir nuestro deber de patriotas y humanitarios. Mientras tanto, los piratas se retiraban a un rincón de la bahía». |