Cuasimodo es un hito en las fiestas religiosas del centro de Chile. Incluso el Papa Juan Pablo II la llamó «verdadero tesoro del pueblo de Dios».


Su nombre deriva del latín Quasi modo geniti infantes («Como niños recién nacidos»), pues las misas antiguas, en latín, siguientes al Domingo de Pascua o Gloria se iniciaban con estas oraciones, tomado de las cartas de San Pedro a los fieles de Roma. Obviamente como la mayoría no hablaba latín, el Quasi modo derivó en Cuasimodo.

Este «correr a Cristo», como también se le conoce, habría nacido en Renca, en la Colonia, según referencias hechas a mitad del siglo XIX. Haciendo historia debemos mencionar que el Concilio de Trento (1545-1563) impuso a los creyentes, la obligación de comulgar por lo menos una vez en el año, y mucho mejor si era durante la Pascua de Resurrección. Así se dio inicio a la tradición de que los sacerdotes llevaran la comunión a los enfermos incapaces de asistir a esa misa.

En Chile, comenzó a practicarse mayoritariamente en zonas rurales, debido a que los poblados y caseríos estaban muy alejados de las iglesias. En el siglo XVIII existía mucho bandolerismo en nuestro país, sobre todo en el campo, por eso los sacerdotes, para no ser asaltados, pedían la compañía de los fieles, quienes hacían las veces de guardias y con ello se organizaban verdaderas procesiones.

Originalmente, esta «guardia» a caballo iba con armas para defender las pertenencias de la iglesia, pero con el tiempo se fue transformando en una fiesta. Se adornaban los caballos y carruajes, convirtiendo el trabajo en una colorida procesión. Y ha seguido así hasta nuestros días…

Ya son pocos los que van a caballo y cada vez más los que lo hacen en bicicletas, con adornos florales, en franca celebración. Los cuasimodistas hace años cambiaron sus sombreros de huaso por pañuelos atados en la cabeza. Incluso las mujeres empezaron a participar activamente, transformado la fecha en un evento transversal.

Pero el Cuasimodo no es solo procesión y vistosos colores. Parte en la iglesia (algunas comunas que lo practican aún son Renca, Quinta Normal, Talagante y Peñaflor, entre otras) como una misa normal, pero el sacerdote no da la bendición final, en vez de eso, guarda todo sin cambiarse de ropa y toma el copón y las ostias y sale de la iglesia en compañía de los jinetes. Luego se sube al carruaje, comienza el recorrido que suele durar algunas horas y al finalizar vuelve a la parroquia y da la bendición final.

Hasta el año siguiente, un Domingo de Cuasimodo más… pero que nunca será igual al anterior para un cuasimodista.

Cuasimodo

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